Jose, Pepa y Totín
Un día -hará unos venticuatro años- me entró una neura que me duró meses y que de vez en cuando suelta algún rabazo para que no me olvide de que los fantasmas siguen por ahí. Gracias a esa neura conocí a tres personas. Bueno, a una ya la conocía: mi hermano, que para bien o para mal, siempre está ahí; nunca me ofrece nada, pero nunca me niega nada. Es su forma de darse. Gracias.
Conocí a mi suegra y al corazón que tiene; aunque no lo saque mucho de paseo, no le cabe en el cuerpo. Y conocí a mi cuñada Marisa, Marisín, Totín, que estará en el Cielo porque, como dijo alguien, si no había Cielo, lo tuvieron que crear para ella. La mejor cuñada -y que las demás me perdonen porque también tienen buen corazón, pero a cada uno hay que darle lo suyo-. Marisa era de las que recogen perrillos abandonados -y no me refiero a esos animalitos de cuatro patas- y les daba el ánimo para seguir tirando. "Canción de la buena cuñada"
Gracias a ellos tres fui saliendo. Dos años después, y gracias al mamón de mi hijo recién nacido, empecé a dormir de nuevo. El andoba me hizo una cura de sueño cojonuda: símplemente no me dejaba dormir por las noches. Empecé a apreciar unas horas de sueño en lo que valían. Desde entonces (ventidos años) no he dejado de pegar ojo por las noches.
Y todo esto a qué viene; pues a que muchas personas me han dado mucho y no les ha costado y no se han dado cuenta de lo importante que era para mí. Y que alguien que lea eso dira: qué suerte. Pero siempre hay alguien así cerca; sólo que a veces tenemos miedo de pedir por si luego tenemos que dar: falso. El verdadero cariño no pide pagos. Y si quizá me da envidia Sarsillo por su gente y me gustaría ser uno de ellos, bueno, pues pienso: no se puede estar en todos los amenes; cada uno tiene sus amigos y sus oprtunidades de ayudar. Y ójala que a nadie le falten. Estos blogs son islitas en el mar donde las gaviotas viajeras recalan para tomar aliento. Buen viaje a todos.
Conocí a mi suegra y al corazón que tiene; aunque no lo saque mucho de paseo, no le cabe en el cuerpo. Y conocí a mi cuñada Marisa, Marisín, Totín, que estará en el Cielo porque, como dijo alguien, si no había Cielo, lo tuvieron que crear para ella. La mejor cuñada -y que las demás me perdonen porque también tienen buen corazón, pero a cada uno hay que darle lo suyo-. Marisa era de las que recogen perrillos abandonados -y no me refiero a esos animalitos de cuatro patas- y les daba el ánimo para seguir tirando. "Canción de la buena cuñada"
Gracias a ellos tres fui saliendo. Dos años después, y gracias al mamón de mi hijo recién nacido, empecé a dormir de nuevo. El andoba me hizo una cura de sueño cojonuda: símplemente no me dejaba dormir por las noches. Empecé a apreciar unas horas de sueño en lo que valían. Desde entonces (ventidos años) no he dejado de pegar ojo por las noches.
Y todo esto a qué viene; pues a que muchas personas me han dado mucho y no les ha costado y no se han dado cuenta de lo importante que era para mí. Y que alguien que lea eso dira: qué suerte. Pero siempre hay alguien así cerca; sólo que a veces tenemos miedo de pedir por si luego tenemos que dar: falso. El verdadero cariño no pide pagos. Y si quizá me da envidia Sarsillo por su gente y me gustaría ser uno de ellos, bueno, pues pienso: no se puede estar en todos los amenes; cada uno tiene sus amigos y sus oprtunidades de ayudar. Y ójala que a nadie le falten. Estos blogs son islitas en el mar donde las gaviotas viajeras recalan para tomar aliento. Buen viaje a todos.
Comentarios
Un abrazo... y seguiré por aqui, ahora voy a escuchar tu canción
Sarsillo
Sarsillo