El mundo exterior

Cuando salgo de mi mundo interior hay veces en que me desanimo viendo lo estúpidos que somos por no aprovechar la oportunidad que tenemos de mejorar nuestra calidad de vida. Siempre hablamos de la calidad de vida de los ancianos y de los enfermos, pero ¿y nuestra propia calidad de vida?

Cuando hablo de mi vida interior, de la muerte y de la paz, no intento en absoluto de decir que nada merece la pena y que esto se acaba. Definitivamente, no. Sólo hablo de esa parte de mí, con la que me estoy encontrando ahora.

Pero, para evitar malinterpretaciones, diré que la paz está bien para ciertos momentos, pero jugar un partido de futbol, llevar a los hijos al parque de atracciones o irse a bailar salsa también es una maravilla.

Siempre he dudado de si la vida de los ascetas sería la mejor vida, pero creo que hay que disfrutar de lo que se tiene. Si puedes saltar, salta. Si estás en cama, enfermo, lée. No pretendas disfrutar de la Opera si la ópera no te llega. Sólo creo que merece la pena intentar ser feliz con lo y los que nos rodean. Yo he tenido mucha suerte con la familia que tengo. Sólo que tardas en darte cuenta.

No, no diré que gastar dinero sea un fin en sí mismo para obtener la felicidad. El dinero está para gastarlo en lo que haga falt. Y es nuestra responsabilidad no despilfarrarlo mientras otros lo necesitan. La frivolidad sí es un mal. Y frivolidad es decir las cosas que dicen gentes como Aznar (justificando el conduir borracho) o, peor aún, Berlusconi, restando importancia a un terremoto y poniendo top-girls en política.

Volviendo al tema; que cada época de nuestra vida nos regala unas posibilidades y que hay que disfrutar de ellas. Cuando eres joven, disfruta de tu libertad, cuando eres maduro, disfruta de lo que vas construyendo, de los hijos, de los amigos y cuando eres mayor, disfruta de la paz y el sosiego que sólo dan los años. Es la vida la que vuelve humilde, no tu propia búsqueda.

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