Siempre quieres lo que no tienes

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Esta canción tiene un estribillo con una disonancia preciosa. Para mí siempre irá unida a la imagen de una gaviota que se alejaba volando. Así se van muchas personas de nuestra vida, pero siempre vienen otras nuevas y en los malos momentos siempre podemos recordar los buenos momentos que esas personas compartieron con nosostros. Parafraseando a Serrat, "nunca es triste la vida; lo que no tiene es remedio".

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No se cómo decirlo

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...pero el caso es que el señor Tanhaüser me ha hecho el honor de incluirme entre su lista de gente "que le hace pensar" y me ha dado un premio, emblema, diploma o como sea que se llame. El caso es que yo a mi vez debería dar este premio a 5 personas cuyos blogs me hagan pensar. El problema es que a) son más de 5 y b) hay otras personas que me hacen sentir y no las voy adejar sin premio, por lo cual, opto por premiarlas a todas de un modo u otro. A ver si puedo... Arbillas que me hace pensar en lo importante que es el compromiso. adelle y Ninoschka por ser fieles visitantes de mi blog y a las que no correspondo como debiera. Dulce que me hace pensar en lo dulce que es cuando la vida te besa. Maripuchi que me ayuda a darle caña al señor Zalacaín y también usa la crítica. Mucha que me hace sentir y me ha dejado poner música a su verbo. Sarsillo que me enseña dia a día cómo robustecer el corazón. Tanhäuser que me despierta el lado más imaginativo con sus propuestas. Zal
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"Brindis" de Rafael González Castell(1885-1965)

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"Brindis" de Rafael González Castell(1885-1965) Morir. ¿Quien dice morir? No; morir, nunca. ¡Vivir! Luchar, gozar, trabajar; y padecer, y vencer, y algunas veces reír, y algunas veces llorar. ... ... ... ... ... ... Ser o estar. Tres nenitas tengo, tres. (Araña, Concha y Cortés). Concha es Concha, claro está. Y araña es la pequeñita, que araña, pellizca y grita y tiene un genio hasta allá. Y Cortés es Margarita porque lo es de la cabeza a los pies. Tres nenitas tengo, tres, y además a mi "señora" (¡Qué palabra más sonora! ¡¡Mi Señora!! Así dicen el sereno, y el algüacil, y el fiscal, y el guardia municipal. ¡¡Mi señora!! No está mal.) Al ir a mojar la pluma sorprendo en mi manga una culebrina de cristal, un pelo fino, dorado, trasparente y ambarino, en un botón enredado. De las niñas. Sí. ¿Y de cuál? ¿Será acaso de Conchita, tan reflexiva y cordial? ¿Acaso de Margarita, la de la gracia infinita, la bohemia, la mimosa, la que en todo se entremete? ¿De Ani?¿De los sei
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¿Recuerdos agradables?

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Siempre he pensado que esos recuerdos agradables de tiempos malos eran como rastros del síndrome de estocolmo. Esa música inconfesable o ese sabor de galleta mezclada con lágrimas. Cosas viejas y que nos traen como una morriña, aunque sabemos que fueron tiempos para olvidar. Esta mañana le he dado un nuevo sentido. He pensado: ¿y si esos recuerdos se quedaron tan grabados precísamente por ser lo poco bueno de aquellos momentos? Como estábamos tan machacados, ese momento de paz resaltaba tanto que se grabó de modo indeleble. Es lo que hemos dicho tantas veces de que lo bueno resulta más o menos bueno porque lo podemos comparar con lo malo. Es una luz en medio de la negrura de la noche.
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